Una idea que destaco:
La importancia de preguntarse a dónde queremos llegar para que la toma de decisiones sea más sencilla en el camino. Además, la enseñanza cobra sentido cuando todas las actividades u elecciones persiguen un objetivo final. Pensar el curriculum hacia atrás.
¿Qué cosas me llaman la atención de lo que dice el autor?
Me llamó la atención la forma en la que expone la relación entre el aprendizaje profundo de un concepto/contenido/práctica con la dimensión emocional.
El capítulo me dejó pensando en:
La necesidad de revisar qué queremos que nuestros alumnos y alumnas aprendan. Priorizar el desarrollo de habilidades y que el vehículo para hacerlo sean los contenidos del aula y no al revés.
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El capítulo me hizo conectar con mi práctica docente actual o con mi práctica docente futura:
Al hablar del término “mariekondizar el curriculum”(Furman, M., 2021, p.). A la hora de planificar Ciencias Naturales me encontré con que el manual de clase pretendía que las alumnas supieran los nombres de las capas de la tierra, sus características y demás. Sabía de antemano que me enfrentaba a un conocimiento inerte porque estaba convencida de que mis alumnas no iban a retener esa información, pero tampoco quería que lo hicieran. Mi objetivo no es que sepan recitar a la perfección cuáles son los componentes de la Tierra, sino que puedan ir más allá y explicar, por ejemplo, por qué no crecen montañas en el patio de su casa. Es por esto que pasé por alto las pretensiones del libro y busqué la forma de concentrarnos en lo que importa.
¿Qué me entusiasma?
Como diseñadora de la experiencia de enseñar, me entusiasma ser la responsable de guiar a mis alumnas a lugares impensados. Fomentar el pensamiento y planificar actividades atractivas.
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